El baile como terapia

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El baile como terapia es algo que cada vez está más presente en nuestra sociedad actual. Vamos a ver cómo se está utilizando en favor del bienestar de las personas y en el acompañamiento de diferentes trastornos y patologías.

En otros artículos ya hablamos de los beneficios de la danza y el baile tanto a nivel físico como a nivel de salud mental. Todos ellos se obtienen simplemente por acudir a las clases de tu estilo favorito. Hoy queremos centrarnos en cuando el baile se usa específicamente como un proceso terapéutico.

Problemas en el sistema osteomuscular en niños y niñas

Cada vez es más frecuente que cuando se detectan problemas en el desarrollo físico de los más peques de la casa la receta sea ir a clases de baile. Como están en edad de desarrollo es bastante fácil que el trabajo físico produzca los efectos deseados. Por ejemplo, cuando hay pies planos, empezar a recibir clases especialmente de danza clásica o contemporánea ayudará a corregir esto. También en los casos de escoliosis la práctica de, en general cualquier estilo de baile, hará que tengas mayor conciencia corporal, tonifiques la musculatura de la espalda y adquieras una mejor postura.

Complemento de la terapia psicológica

Muchos especialistas de psicología y psiquiatría utilizan el baile como un complemento al trabajo que hacen en sus consultas. Hay clínicas en las que incluso ofrecen las sesiones de baile en sus propios centros colaborando con profesionales de la danza. A veces se utilizan estilos concretos cómo podría ser el Contact-Improvisation que incide directamente en la manera de relacionarnos con los demás. En otras ocasiones se utilizan estilos de baile que se han desarrollado ya con un enfoque terapéutico como serían la biodanza, los 5 ritmos, la danzaterapia o el movimiento somático.

Diversidad funcional y neurológica

Afortunadamente hoy en día cada vez existen más espacios y clases de danza orientadas a las personas con diversidad funcional y/o neurológica. Por un lado, estás clases están adaptadas a las necesidades específicas de cada colectivo. Es decir, una clase de baile para personas invidentes utilizará indicaciones sonoras y sensitivas; pero no hará uso de la imitación del movimiento a partir de la mirada. Y por otro lado, en estas sesiones también se trabaja y se contribuye en mejorar las habilidades psicomotrices y cognitivas.

Danza y diversidad funcional

Enfermedades degenerativas

Se han hecho ya diversos estudios que demuestran cómo el baile y la danza contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. El movimiento y la música estimulan procesos físicos y neurológicos por lo que ayudan a frenar el deterioro de las funciones de las personas enfermas.

Recuerda… “Minutos de baile son minutos de vida”.