La coordinación es una habilidad fundamental que nos permite realizar muchas actividades cotidianas con fluidez y precisión, o lo que es lo mismo: sin darnos cuenta.
Sin embargo, para algunas personas, lograr una buena coordinación puede ser todo un reto. Que si eres «torpe», que si pareces un elefante en una cacharrería… ¿Te suenan?
En este artículo, arrojaré un poco de luz sobre las razones detrás de porqué la coordinación puede ser un auténtico dolor de cabeza para algunas personas y cómo pueden cojer el toro por los cuernos y mejorar su coordinación de una vez por todas.
Primero de todo vamos a entender qué está pasando. Estos son los principales motivos por los que «pareces» torpe:
1. Diferencias en la conexión cerebro-músculo
La coordinación es el resultado de una compleja conexión entre el cerebro y los músculos. Para algunos, esta conexión puede ser menos eficiente o desarrollarse de manera diferente (suele ser sobretodo esto último), lo que puede dificultar la ejecución precisa de movimientos.
Esto puede deberse a factores genéticos, lesiones cerebrales o problemas de desarrollo.
2. Problemas de equilibrio y propiocepción
El equilibrio y la propiocepción (la capacidad de percibir la posición del cuerpo en el espacio) son fundamentales para una buena coordinación. Algunas personas pueden tener dificultades para mantener el equilibrio o tener una menor conciencia de su cuerpo, lo que les hará tener menos precisión en ciertos movimientos (nada que no pueda arreglarse con trabajo y esfuerzo).
3. Factores neuromusculares y sensoriales
Las personas que enfrentan problemas neuromusculares o sensoriales, como la dispraxia o los trastornos del desarrollo, pueden experimentar desafíos significativos en la coordinación. Estos trastornos afectan la capacidad del sistema nervioso para planificar y ejecutar movimientos, lo que se traduce en dificultades motrices.
4. Aprendizaje y práctica insuficiente
La coordinación también puede mejorar con la práctica y la experiencia. Algunas personas pueden haber tenido menos oportunidades para desarrollar habilidades motrices durante la infancia o pueden haber evitado actividades que requieran coordinación, lo que puede llevar a una menor destreza en esta área.
5. Factores psicológicos y emocionales
El estrés, la ansiedad o la falta de confianza pueden afectar negativamente la coordinación en algunas personas. Las emociones pueden influir en cómo el cerebro controla el cuerpo, lo que puede resultar en movimientos torpes o falta de precisión. Pregúntale a los jugadores profesionales cuando tienen la afición en contra si son más o menos precisos.
Ahora que ya sabes unas cuantas cosas sobre porqué podría ser que coordinaras «de aquella manera», vamos a ponerle solución con ejercicios creativos y que seguro percibirás como beneficiosos en poco tiempo. En dos días lanzarás flechas como Robin Hood o bailarás como Fred Astaire.
1. Juegos de equilibrio y coordinación
Hacer juegos que desafíen tu equilibrio y la coordinación puede ser una forma divertida y efectiva de mejorar estas habilidades.
Puedes intentar sostenerte en un solo pie durante unos segundos, caminar en línea recta con un pie delante del otro como si fuera una cuerda floja, o saltar a la comba. ¿Alguien ha dicho de jugar una partida al Twister?
2. Ejercicios de ritmo y movimiento
Practica ejercicios de ritmo y movimiento para mejorar la coordinación de tus extremidades. Por ejemplo, puedes tocar el suelo con un pie y luego con la mano opuesta, alternando entre los lados. También puedes hacer ejercicios de cross crawl, donde levantas una rodilla mientras tocas con el codo opuesto.
3. Danza en casa
Bailar ya sea en casa o en una escuela de baile es una excelente manera de mejorar la coordinación y el equilibrio. Seguir tutoriales en línea o unirse a clases virtuales para aprender diferentes movimientos y secuencias de baile.
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4. Juegos de destreza con las manos
Realizar juegos y actividades que requieran destreza con las manos puede ayudar a mejorar la coordinación entre las manos y los ojos. Puedes intentar resolver rompecabezas, jugar videojuegos que requieran movimientos precisos o practicar malabares con bolas o pelotas blandas.
5. Entrenamiento funcional
El entrenamiento funcional se centra en movimientos que imitan las actividades de la vida diaria. Puedes realizar ejercicios como levantar objetos, realizar movimientos de torsión y realizar movimientos multidireccionales para mejorar la coordinación en situaciones del mundo real.
6. Yoga y pilates
Practicar yoga y pilates puede ayudar a mejorar la coordinación, el equilibrio y la conciencia corporal. Estas prácticas se enfocan en movimientos precisos y controlados que pueden ser beneficiosos para desarrollar la coordinación.
7. Practicar con una pelota
Jugar con una pelota, como una pelota de tenis o una pelota de equilibrio, puede ser una forma divertida de mejorar la coordinación. Puedes realizar ejercicios de lanzamiento, atrapar la pelota con una sola mano o hacer rebotes controlados para desarrollar la coordinación mano-ojo.
La práctica constante y la paciencia te serán claves para mejorar la coordinación. Puedes dedicar unos minutos al día a realizar estas actividades desde casa o incorporarlas en tu rutina de ejercicios habitual para ver mejoras en tus habilidades de coordinación con el tiempo.
¡Diviértete mientras trabajas en mejorar tus destrezas motrices y coordinativas!