La improvisación es algo que puede formar parte de cualquier estilo de danza y baile. Te contamos en qué consiste y cómo puedes ponerla en práctica.
¿Qué es exactamente la improvisación? Pues sencillamente moverse libremente sin una coreografía establecida. Se pueden ejecutar pasos existentes que se van encadenando instantáneamente o se pueden interpretar movimientos libres creados al momento.
La improvisación es una herramienta muy poderosa para trabajar la expresividad individual. También ayuda a potenciar la seguridad en uno mismo y comprender cómo las diferentes técnicas de danza se van afianzando en nuestro cuerpo. Por otro lado, también es una aliada con la que desarrollar la creatividad.
Se practica en todos los estilos de danza y baile, podrás improvisar tanto desde los movimientos del hip hop como de la danza contemporánea. Seguro que en algún momento en clase te pedirán improvisar así que vamos a darte algunos consejos para no perderte. A diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, improvisar es bastante más complicado que ejecutar una coreografía preestablecida.
Mantén las pautas
Cuando iniciamos un ejercicio de improvisación la persona que guía la sesión suele establecer unas pautas que marcarán la exploración del movimiento. Te pueden pedir que ejecutes algunos pasos concretos si estás en una clase de urbano por ejemplo, que busques movimiento que nazcan de una parte concreta del cuerpo o que te muevas a partir de una sensación o una emoción; por poner algunos de los ejemplos más habituales. Es muy importante que te aferres a estas direcciones, esto aunque pudiera parecer limitante; en realidad te ayuda a no perderte y quedarte sin saber que hacer.
No te encierres en ti mismo o ti misma
Algo muy habitual que nos suele ocurrir cuando improvisamos, es que llevamos la mirada hacia el interior y nos encerramos en nosotros mismos. Cuando esto ocurre perdemos la apertura hacia al exterior, por lo que dejamos de reaccionar a lo que pueda estar ocurriendo en la sala con las demás personas que improvisan, dejamos de escuchar la música, se pierde el trabajo espacial, etc. Para algunos objetivos concretos puede ser necesario y beneficios ese estado de introspección, pero si no se especifica; lo ideal es mantenerse conectado con el entorno.
No pienses
La improvisación es una práctica muy cercana a un estado meditativo. Debemos concentrar nuestra mente en las pautas que nos han dado y dejar que el cuerpo fluya, no pensar en los movimientos que vamos a hacer; si no dejar que surjan naturalmente. Otro aspecto muy importante es no juzgarse mientras bailamos. No hay nada que esté mal ni que no sea interesante. La importancia de improvisar está precisamente en el momento presente en el que está ocurriendo.
Esperamos que con estos pequeños consejos pierdas el miedo a la improvisación y te resulta más fácil la próxima vez que te lo pidan en clase. Y recuerda, también podemos improvisar simplemente por el placer de bailar y dejarnos llevar.